Los lectores de libros electrónicos fueron el gadget estrella de las Navidades pasadas, un éxito que se debió a dos aspectos: por un lado, la ausencia de competencia, ya que las tabletas todavía eran escasas y la mayoría grandes y pesadas, enfocadas a la navegación web más que a la lectura de textos; por otro, al atractivo precio de salida con el que Amazon lanzó su Kindle (99 euros en España), que a su vez hizo que otros fabricantes de estos dispositivos ajustaran también sus precios.
Este año la situación es diferente. Las tabletas de 7 pulgadas se han puesto de moda (incluso Amazon ha sacado la suya, Kindle Fire) y por tamaño y precio se acercan a los e-book. La venta de estos últimos se ha resentido y es inversamente proporcional al auge de las pantallas retroiluminadas. ¿Puede una tableta convertirse en una alternativa al e-book? Para comprobarlo hemos confrontado la versión mejorada del lector de Amazon, el Kindle Paperwhite, con el iPad mini.